Tamer Sarkis Fernandez
Degeneración intrínseca de la economía estadounidense por su misma naturaleza parasitaria
USA ha pasado de acumular más del 60% del PIB mundial, al treinta y tantos %. Y todo eso en unos cuarenta años si tomamos por arranque aquel dato inicial de “alerta roja” (1971-73) que supuso el temporal boicot europeo a continuar jugando a la valorización artificial del $; cabriola con que los Estados Unidos se lo montaban -y aún se lo montan- para importar “barato”. Veremos cómo a esta treta de subterfugio le pueda afectar la entrada de los BRICS en más de un organismo “internacional” hasta ahora de propiedad yankie, y desde donde el Tío Sam ha venido interviniendo sobre el precio del dinero y sobre las paridades monetarias específicas que tocan más de lleno a su balanza de intercambios.
A este proceso se le junta el debilitamiento del influjo hechiceril emitido por los brujos de New York, desde que Venezuela e Irán abrieran los ojos a otras naciones en lo que se refiere a no ceder por más tiempo al espectral conjuro del Petro-dólar. Roto el maleficio, se abren grietas en aquel poder que había atrapado a la virtual totalidad de transacciones petroleras en su telaraña petro-monetaria. Dicho poder transfería luego esa fortaleza oleosa a un $ hipertrofiado tanto por su propio respaldo, como también por el respaldo que le ofrecía el monopolio propietario y gestor yankie sobre los mecanismos de transferencia y de flujo de crudo y refinados.
Estoy hablando, por ejemplo, de la consabida estandarización en Petro-dólares de los pagos a los países vendedores-exportadores, que podían ser atesorados o convertidos a la moneda propia pasando obligadamente por NY y así padeciendo la deducción de una Tasa a las conversiones.
Paralelamente, y ligado con todo lo anterior, la pérdida de valor del $ puede incitar a algunos países vendedores de mercancías a USA (por ejemplo Japón o México), a re-editar el episodio de los setenta, cuando varios Estados europeos le exigieron a la Super-potencia empezar a ser pagados, por sus exportaciones, en petróleo (o en Petro-dólares directamente canjeables).
Paralelamente, y ligado con todo lo anterior, la pérdida de valor del $ puede incitar a algunos países vendedores de mercancías a USA (por ejemplo Japón o México), a re-editar el episodio de los setenta, cuando varios Estados europeos le exigieron a la Super-potencia empezar a ser pagados, por sus exportaciones, en petróleo (o en Petro-dólares directamente canjeables).