dimecres, 28 de desembre del 2011

Sindicalismo traidor ¿Qué hacer?

 
APUNTES SOBRE EL SINDICALISMO

El trabajo sindical es un tema de gran importancia para el movimiento comunista y que genera no pocas controversias. Desde que el sindicalismo apareció este movimiento ha sufrido de importantísimos cambios, de las primeras tradeunions, se pasó a los enormes sindicatos de clase (donde abundaban dirigentes amarillos) y de esas enormes organizaciones a los sindicatos-instituciones de escasa representatividad entre la clase obrera, especialmente entre sus sectores más explotados y los más potencialmente revolucionarios .Es cierto que cada país tiene sus realidades específicas y que este breve repaso histórico puede estar demasiado centrado en la realidad española y europea pero en líneas generales creo que ese ha sido el devenir del sindicalismo.

Los primeros partidos comunistas realizaron un amplio trabajo sindical. Una parte de este trabajo estuvo centrado en la participación en los sindicatos reaccionarios, pues eran en esas organizaciones donde se concentraba el grueso de la clase obrera, el objetivo de la participación comunista en dichos sindicatos era utilizar esas organizaciones como “correas de transmisión de la línea del partido”. Participando de las luchas obreras por las mejoras inmediatas los comunistas intentaban dotar a esas luchas de una visión política revolucionaria global, introduciendo en los trabajadores la conciencia de pertenecer a una misma clase, con unos mismos objetivos (el socialismo y el comunismo) y con unos mismos enemigos. El sindicato por si solo , como organización de masas que era, no podía aportar esa conciencia revolucionaria, la cual tenía que ser transmitida por el partido pero si que constituía un buen medio para difundirla y desde luego que el trabajo partidario se notaba en la política de unos sindicatos que hacían en buena medida de medidor del grado de conciencia de la clase obrera de cada país.

Los comunistas no renunciaban a combatir esos sindicatos. Todo lo contrario, la participación de los comunistas en los sindicatos reaccionarios iba contra la esencia de dichos sindicatos (como estructuras reformistas que eran ), no era una participación acrítica, no era una participación destinada a salvar al sindicato de las garras de un capital empeñado en su extinción. Al contrario, el trabajo comunista en los sindicatos reaccionarios iba también dirigido a promover otras formas de organización superiores, como en el caso de Rusia fueron los soviets.

Basándose en ese justo trabajo sindical realizado por los primeros PCs, los revisionistas justifican su defensa de participar de manera sistémica en los sindicatos-instituciones y más concretamente en Comisiones Obreras. Desde luego que la situación no es la misma, solo el mero hecho de que los índices de afiliación hayan descendido hasta situarse por debajo del 10 por ciento constituye un cambio a tener en cuenta a la hora de establecer cualquier tipo de análisis en esta materia, también hay que tener en cuenta el proceso de institucionalización de esas organizaciones que han pasado de defender desde posiciones reformistas los intereses inmediatos de los trabajadores a domesticar a los obreros y traicionarles continuamente no teniendo ninguna independencia respecto al Estado sin existir si quiera un cierto margen de maniobra “autónomo”.

A esos factores generales habría que añadir en el caso de nuestro país el modelo sindical diseñado desde la transición, que facilita enormemente la traición sindical y la degeneración del movimiento obrero al atacar la representatividad de la asamblea como órgano de decisión en favor de los comités de empresa, así como la pervivencia del fascismo que elimina las libertades de sindicación y el ejercicio real del derecho a la huelga.

Estas limitaciones importantes han hecho del trabajo en los sindicatos reaccionarios un trabajo por lo general estéril .El que escribe esto no niega la posibilidad de afiliarse a alguno de los grandes sindicatos, y de trabajar en él en nuestro centro de trabajo, creo que se puede realizar un trabajo sindical en CCOO o UGT lo que pasa es que para que sea un trabajo verdaderamente eficaz este se debería centrar en empresas concretas, sin meternos en las estructuras de los sindicatos ni mucho menos en sus puestos de poder para “desplazar a los amarillos” pues no se trata de desplazar a este o aquel dirigente sino que es la estructura misma la que está podrida y deberá ser demolida en su momento, exactamente igual que con el resto de instituciones del Estado.

Una organización comunista no se debe cortar un ápice a la hora de señalar a CCOO y UGT como enemigos de la clase obrera y animar y promover entre los trabajadores la necesidad de organizarse al margen de estos. Habrá quien vea contradicción entre estas líneas y lo escrito anteriormente pero no la hay pues es perfectamente posible trabajar en algunas de los centrales sindicales (o en sindicatos alternativos) en determinadas circunstancias, a la vez que la táctica general de la organización comunista sea el boicot a dichas instituciones y el llamamiento a organizarse al margen.

Los revisionistas suelen trabajar de lleno en los sindicatos, es su táctica general y ni liberados, ni comités de empresa, ni huelgas farsa les harán bajarse de la burra. En la mayoría de los casos se trata de un trabajo acrítico, apoyando o justificando las sucesivas traiciones de estos y haciendo un trabajo al estado en la tarea de mejorar la nefasta imagen de uno de sus tentáculos; los revis van a rebufo de los acontecimientos y lejos de llevarles la línea del partido, el partido lleva la línea de los sindicatos.

En otros casos la defensa del sindicato vertical se combina con una crítica a su cúpula o en el mejor de los casos a su burocracia, situación que tendrá su fin desplazando a los actuales dirigentes. Las actuaciones vendeobreras de los sindicatos se explican porque una camarilla conspiradora ha tomado el poder en la estructura organizativa y no porque esa misma estructura y hasta el modelo sindical legal estén en bancarrota.

¿Y entre los partidarios de actuar al margen de los sindicatos verticales?. Pues también hay divergencias, ya que son muchos los que se lanzan a la creación o al refuerzo de alguno de los muchos sindicatos “alternativos” que surgen.

Esta concepción del trabajo en el movimiento obrero me parece también erróneo, en primer lugar porque el sindicato debe surgir de las amplias masas obreras y no de reducidos sectores de la vanguardia y en segundo lugar porque la mayoría de los sindicatos “alternativos” aceptan el modelo sindical impuesto desde el estado y actúan en la más estricta legalidad con sus sedes, sus subvenciones, sus registros etc… lo que les lleva o a ser extremadamente vulnerables a la represión o a ser ineficaces a la hora de traspasar ciertos límites.

De lo primero tenemos el ejemplo de las comisiones obreras de finales de los 60, que, al ser tomadas por el revisionismo acabaron abrazando el legalismo con la consiguiente, exposición pública de numerosos militantes combativos que acabaron sufriendo la brutal represión franquista. De lo segundo tenemos el caso de la CSI y las expulsiones llevadas a cabo en dicha organización contra los obreros más radicalizados que en ella militaban.

¿Qué alternativa se nos presenta? En primer lugar la defensa de los métodos asamblearios, el exponer la nula necesidad que tienen los trabajadores de delegar en otros lo que ellos mismos deben y pueden resolver y en un plano más amplio la necesidad de organizarse de manera amplia, con o sin sindicados, al margen de la legalidad y de los chivatos, de una manera semiclandestina y con la presencia de los militantes comunistas aprendiendo de las masas y educándolas.

En un primer término esta autoorganización solo se puede llevar a cabo en cada centro de trabajo o en todo caso a nivel local pero si desde el partido se introduce conciencia de clase entre los trabajadores, será cuestión de tiempo que está nueva forma de organización alcance mayores nivel de coordinación pudiendo plantearse la configuración de un sindicato estatal o no. Es un proceso largo donde los obreros sindicados honestos participarán y ya están participando.

Lo que aquí se expone no es nada extraño y ajeno a la lucha de clases que se ha venido practicando en nuestro país. Las primeras CCOO, los comités contra la reconversión, las asambleas de parados, las luchas que todos los días se desarrollan con la escasa intervención de los sindicatos como tales (o interviniendo como apafuegos) etc… son ejemplo de lo que decimos.

La clase obrera, ante la falta de un sindicato que defienda sus intereses puede y debe organizarse en cada puesto de trabajo y puede luchar, hay que bajarse de la burra hoy CCOO y UGT como organización y obviando casos puntuales no son un instrumento de lucha obrera, el camino es el de la organización independiente al margen de la legalidad fascista.

dilluns, 19 de desembre del 2011

RC frente a las Elecciones Burguesas en el Estado Español

 
No son pocos los que, al leernos en épocas electorales, nos recomiendan la lectura de “La Enfermedad Infantil del Izquierdismo en el Comunismo”, del maestro Lenin. Aludiendo a dicha obra, y debido a nuestra postura de abstención electoral frente a los procesos electorales en este estado, sacan citas de contexto con la intención de desacreditarnos. Nosotros recurrimos a él muy a menudo también:

“Indudablemente, quien de un modo general siguiera sosteniendo la vieja afirmación de que abstenerse de participar en los parlamentos burgueses es inadmisible en todas las circunstancias, estaría en un error. No puedo intentar formular aquí las condiciones en que es útil el boicot. (…)La experiencia rusa nos da una aplicación feliz y acertada (1905) y otra equivocada (1906) del boicot por los bolcheviques. Analizando el primer caso, vemos: los bolcheviques consiguieron impedir la convocatoria del parlamento reaccionario por el Poder reaccionario, en un momento en que la acción revolucionaria extraparlamentaria de las masas (particularmente las huelgas) crecía con excepcional rapidez”.

“La Enfermedad Infantil del Izquierdismo en el Comunismo”, LENIN

No obstante, nuestra postura se basa, a diferencia de aquella de los revisionistas, en las circunstancias concretas de este estado, y no en generalidades abstractas como suele hacer el revisionismo. Nosotros, como decía el maestro, somos flexibles en la estrategia y la táctica, e inflexibles en los principios, a diferencia de los revisionistas que ponen los principios al servicio de la táctica y la estrategia. Lenin se basó en circunstancias concretas a la hora de escribir sobre la Duma:

“¿Qué significa un boicot activo a la Duma? (…) ¿Por qué nos negamos a participar en las elecciones? Porque si participáramos en las elecciones, involuntariamente ayudaríamos a mantener en el pueblo la fe en la Duma y debilitaríamos con ello el vigor de nuestra lucha contra un remedo de representación popular”.

"¿Debemos boicotear la duma del Estado?", LENIN

En primer lugar nos gustaría reseñar que los procesos electorales no son más que una forma de medir el índice de conciencia de la clase obrera en un momento dado y que en esta fase histórica no va a ir a más (como decía Engels). Es decir, no podemos condicionar toda nuestra actividad hacia un proceso tan insignificante que no es más que un elemento secundario, un elemento que no es más que una parte de la lucha legal, que es la menos importante y que debe usarse única y exclusivamente para fomentar la parte clandestina. La parte clandestina es la más importante. Es la que nos posibilitará la toma del poder. En el siguiente estracto, el camarada Enver Hoxha lo deja bastante claro:

 “Observamos que en Europa los marxistas-leninistas no han llegado todavía a comprender debidamente la necesidad de organizar la actividad del partido en la clandestinidad y la semiclandestinidad. En este sentido influye considerablemente la actividad de los revisionistas. Si bien los nuevos partidos marxista-leninistas no se plantean seguir la vía parlamentaria, tienden a desarrollar toda su actividad de forma legal, como hacen los partidos revisionistas. Piensan que pasando a la semiclandestinidad o la clandestinidad total, no podrían hacer nada. Les parece que no trabajarían haciendo pasar una parte de sus militantes a la clandestinidad a fin de que se conviertan en el núcleo principal de toda la actividad del partido. Por tanto, no comprenden la importancia de crear un núcleo fuerte en condiciones de clandestinidad."

Antes de entrar a explicar nuestra posición de abstención activa en el estado español, queremos también desarrollar otras dos cuestiones; en primer lugar, la caracterización de clase de un estado, es decir,de la dominación de clase; y en segundo lugar, la estructura del partido de nuevo tipo, del partido de vanguardia. Comenzaremos por lo primero.

Pasamos a analizar la caracterización de clase con un texto extraído de “La ofensiva del fascismo y las tareas de la Internacional en la lucha por la unidad de la clase obrera contra el fascismo” de Jorge Dimitrov.

 “El desarrollo del fascismo y la propia dictadura fascista revisten en los distintos países formas diferentes, según las condiciones históricas, sociales y económicas, las particularidades nacionales y la posición internacional de cada país. En unos países, principalmente allí, donde el fascismo no cuenta con una amplia base de masas y donde la lucha entre los distintos grupos en el campo de la propia burguesía fascista es bastante dura, el fascismo no se decide inmediatamente a acabar con el parlamento y permite a los demás partidos burgueses, así como a la socialdemocracia, cierta legalidad. En otros países, donde la burguesía dominante teme el próximo estallido de la revolución, el fascismo establece el monopolio político ilimitado, bien de golpe y porrazo, bien intensificando cada vez más el terror y el ajuste de cuentas con todos los partidos y agrupaciones rivales, lo cual no excluye que el fascismo, en el momento en que se agudezca de un modo especial su situación, intente extender su base para combinar -sin alterar su carácter de clase- la dictadura terrorista abierta con una burda falsificación del parlamentarismo.

La subida del fascismo al poder no es un simple cambio de un gobierno burgués por otro, sino la sustitución de una forma estatal de la dominación de clase de la burguesía -la democracia burguesa- por otra, por la dictadura terrorista abierta. Pasar por alto esta diferencia sería un error grave, que impediría al proletariado revolucionario movilizar a las más amplias capas de los trabajadores de la ciudad y del campo para luchar contra la amenaza de la toma del poder por los fascistas, así como aprovechar las contradicciones existentes en el campo de la propia burguesía. Sin embargo, no menos grave y peligroso es el error de no apreciar suficientemente el significado que tienen para la instauración de la dictadura fascista las medidas reaccionarias de la burguesía que se intensifican actualmente en los países de democracia burguesia, medidas que reprimen las libertades democráticas de los trabajadores, restringen y falsean los derechos del parlamento y agravan las medidas de represión contra el movimiento revolucionario.

Camaradas, no hay que representarse la subida del fascismo al poder de una forma tan simplista y llana, como si un comité cualquiera del capital financiero tomase el acuerdo de implantar en tal o cual día la dictadura fascista. En realidad, el fascismo llega generalmente al poder en lucha, a veces enconada, con los viejos partidos burgueses o con determinada parte de éstos, en lucha incluso en el seno del propio campo fascista, que muchas veces conduce a choques armados, como hemos visto en Alemania, Austria y otros países. Todo esto, sin embargo, no disminuye la significación del hecho de que, antes de la instauración de la dictadura fascista, los gobiernos burgueses pasen habitualmente por una serie de etapas preparatorias y realicen una serie de medidas reaccionarias, que facilitan directamente el acceso del fascismo al poder. Todo el que no luche en estas etapas preparatorias contra las medidas reaccionarias de la burguesía y contra el creciente fascismo, no está en condiciones de impedir la victoria del fascismo, sino que, por el contrario, la facilitará.”

Extraemos de aquí varias cosas; la primera es que en un estado donde esté implantado el fascismo, o que esté en un grado de fascistización tan agudo que el fascismo está en ciernes, no se puede participar en los procesos electorales, lo que supondría estar legitimando el sistema. Sólo hay dos tipos de dominación Burguesa; la democrática y la dictadura terrorista abierta (el fascismo), por lo que no hay términos medios. La fascistización no es más que el pequeño tiempo que va desde la fase democrática a la autoritaria, y como dice Dimitrov, una vez que empieza ya no es reversible, salvo que se destruya el poder burgués sustituyéndolo por el nuevo poder proletario. Pero esto nunca se conseguirá mediante la participación electoral. Aquí hacemos la diferencia con el concepto revisionista de fascistización como si fuera una tercera forma de dominación burguesa. Basta de hipocresías y mentiras a la clase obrera para justificar el electoralismo; la dominación o es democrática o es autoritaria (fascismo).

Por último, antes de centrarnos en nuestra posición concreta, queremos hablar sobre el partido de nuevo tipo y su estructura. Creemos que esta cita de Argala lo ejemplifica muy bien: 

"La diferencia entre partido de vanguardia (homogéneo, de cuadros, semiclandestino y marxista-leninista) y partido de masas populista (amplio, de masas, público e incluso electoral) está en la base de saber hacer avanzar todo proceso revolucionario, un Partido de vanguardia sin una unidad amplia está condenado al sectarismo y a la desaparición paulatina. A su vez, una unidad popular que englobe amplios sectores populares necesita de un Partido de vanguardia, pequeño en número pero fuerte en lo ideológico, para no caer en soluciones 'fáciles' en el corto plazo que derivan en la claudicación y en no llevar hasta el final el proceso de liberación nacional hasta el socialismo"

En ciertas condiciones hay que participar en los procesos electorales, por supuesto, no queremos caer en el izquierdismo, aunque nos acusen de ello los revisionistas derechistas. Por tanto, sólo se puede participar en un proceso electoral teniendo en cuenta:

-Primero, un partido de vanguardia, con estructura de partido de vanguardia. Las elecciones no son más que una parte de la lucha legal, totalmente secundaria, y no se participa en ellas convirtiendo el partido, como han hecho los revisionistas, en un partido de masas que sirve a los intereses de la burguesía.

-Segundo, que sólo se puede participar en un proceso electoral con dominación burguesa democrática ya que con la dominación autoritaria es imposible. Los comunistas acaban en la cárcel y asesinados como en España mientras los socialdemócratas realizan fiestas electorales.

-Tercero, que sólo se participa en el proceso electoral para fomentar y reforzar, junto al resto de la lucha legal, la parte clandestina del Partido, que, insistimos, es la más importante.

Es por estas tres razones que abogamos por la abstención activa. Ni vivimos en un país democrático, de dominación democrática, ni hay ningún partido de estructura de nuevo tipo, ningún partido comunista “legal” que no sea revisionista que se pueda presentar a las elecciones. Por tanto, no hay lucha legal que refuerce ninguna parte clandestina. 

Nuestras críticas a los partidos revisionistas, especialmente PCE y PCPE, no son por el hecho genérico de querer presentarse a las elecciones, sino porque se presentan aquí, porque son partidos electoralistas, se centran exclusivamente en el electoralismo, el espontaneísmo seguidista de las masas y el economicismo. Nuestra postura se debe a las circunstancias concretas y a las características concretas del estado español.

Y ya que les gusta tanto recomendar y aconsejar, nos gustaría recomendarles “La revolución proletaria y el renegado Kautsky”, aunque, a la vista está, Kautsky estaba mucho más avanzado que ellos, lo cual no dice mucho de los mismos. 

"El alma del marxismo es el análisis concreto
de la situación concreta" Lenin

RECONSTRUCCIÓN COMUNISTA (RC)